martes, 16 de septiembre de 2014

El viaje.



Hoy no es un día cualquiera, me voy de nuevo.

Llevo muchos meses esperando hacer otro de mis viajes largos.
Todos los olores, colores y sabores que tenía tan frescos en mi cabeza empezaban a ser recuerdos difusos que se fundían unos con otros formando una lluvia de lugares a los que querer volver una y otra vez.
Necesito volver a perder la noción del tiempo y que cada día de la semana se llame igual. No saber en qué mes estoy. Es increíble, pero pasa. Necesito que los domingos no sean tristes ni los miércoles el día del espectador.

Quiero que lo único importante sea pensar en que hacer cada momento.
Donde dormir cada día, cuanto me puedo ahorrar comiendo, como llegar a la siguiente ciudad, que me espera al bajarme del siguiente autobús, del siguiente barco, del siguiente tren... No me gusta volar pero es el precio que tengo que pagar para que a partir de hoy, cada día, no sea un día cualquiera.

Lo mejor de estar lejos de todo lo que conozco es que a cada paso que doy se que me espera algo nuevo. 
No tener un camino aprendido en el que saber cada semáforo, cada tienda, cada esquina hace que me fije en todo lo que me rodea y que esté alerta para no perderme nada y es entonces cuando tengo la sensación de estar en un momento único y de que todo lo demás no importa.

Reconozco que estoy enganchada a esta forma de vida. Estoy aquí, en este lugar ajeno a mi mundo, ahora, y puede que no vuelva a venir nunca más. Tengo que saborear cada momento, guardarlo en mi disco duro para dentro de muchos años recuperar algún segundo de todo esto. Algún segundo que haya sobrevivido al paso del tiempo y que me devuelva aquí por un instante.

No recuerdo que pasó hace tres semanas en un día cualquiera de clase, pero quiero recordar que estuve aquí. 

Siempre me pasa igual, me cuesta adaptarme al cambio. A pesar de los sitios que ya he visitado, al principio suelo pagar una especie de peaje, es una pequeña descompresión, mejor dicho una pequeña comprensión.
Costumbres ajenas que me pillan desprevenidas al principio, las mismas a las que en poco tiempo me acostumbro y hago mías. Nunca dejará de sorprenderme la capacidad de adaptación que tiene el ser humano. 

Reconozco que no me gusta encontrar españoles por el mundo. Cuando eso ocurre procuro no hablar y trato de pasar desapercibida, en parte me siento mal por hacerlo, pero la realidad es que no puedo con las exaltaciones nacionalistas a kilómetros de distancia. Además se trata de una situación que hace que todo sea menos auténtico, menos especial, y seamos sinceros, cuando una está a miles de kilómetros de casa, mochila en mano, buscando experiencias nuevas, queriendo vivir una aventura, no quiere hablar de jamón ni tortilla de patata con desconocidos, al menos en tu mismo idioma. No sé, parece que por el hecho de ser españoles estamos obligados a entablar una conversación que nos llevara irremediablemente al mismo sitio del que venimos. Es algo que nunca he entendido. Si coincidiera con ellos en el bus no hablaríamos de nada, ¿por qué aquí sí?

Que curiosa es la curiosidad… Siento que la gente me mira y se sorprende, porque me paro a mirar cosas que a ellos no les llama la atención. Para ellos, todo esto es normal. Es… su día a día. Para mí no. Para mí, un perro dentro de una jaula con un cuenco de arroz no es normal. Se merece dos o tres minutos de mi tiempo y alguna que otra foto. Por eso, me paro a ver cualquier cosa que aquí es “normal”… y me siento observada, lo cual también me hace mucha gracia… Seguro que alguna vez estando en Zaragoza, me he parado a observar a alguien porque estaba haciéndole fotos a un puesto de churros… 
Qué curiosa es la curiosidad, sobre todo, cuando no pretende serlo.

“Donde fueres haz lo que vieres”, probablemente una de las frases hechas que me generan más amor y odio a partes iguales. La odio porque suena fatal, y porque a casi todo el mundo se le llena la boca al pronunciarla como si realmente se dejaran llevar por ella. Se trata de una especie de violación gramatical socialmente aceptada. Y me gusta porque es una verdad en sí misma, probablemente el mejor consejo a la hora de viajar. Un consejo que no siempre sale bien, que puede que huela mal y que a veces no es muy cómodo, pero que normalmente hace que te integres mucho más y entiendas el por qué de las cosas. ¿Sopa por la mañana a 40 grados en lugar de una tostada? Por algo será...

La noche, la noche me engancha esté donde esté. Por un lado es muy parecida en todas  partes y de alguna manera hace de pegamento para unir un sitio con otro. Por otra parte, es como una máquina del tiempo o mejor dicho una máquina del espacio, un tanto peligrosa por cierto. Me lleva y me trae sin avisar haciéndome soñar con otros sitios en los que también quiero estar, libertad y condena bajo la luz del neón. 

Cuando viajo intento no repetir destinos, me queda mucho por ver y me va a faltar tiempo para ir a todos los sitios que quiero, bueno y dinero claro pero por otra parte, hay lugares que me han llegado tan adentro que siempre los tengo presentes. Esa sensación depende mucho de lo que pasó la primera vez que estuve ahí, cómo fue la gente conmigo, las experiencias que tuve. Me gusta pensar que siempre podré volver y que todo seguirá igual que entonces, pero eso no pasa, cada viaje es diferente. Acabo idealizando los sitios después de haber estado, cambias tú, cambian las personas, cambian las experiencias. Los lugares que voy almacenando en mi cabeza son proyecciones de esas experiencias. Todo son buenos recuerdos aunque en su momento no lo fueran tanto. 

Aunque estoy un poco más atada a Zaragoza porque allí está mi familia y mis amigos, mi hogar es allí donde estoy en cada momento. Puede que la necesidad de querer estar en tantos sitios hace que para mí no haya un lugar concreto al que llamar casa, esas cuatro paredes entre las que acumulas cosas que te atan a una ciudad. Y es que no necesito vivir mucho tiempo en un mismo sitio para sentirme parte de ese lugar, o puede que no me guste formar parte durante mucho tiempo de algo, no lo sé.

Vivo en un estado de contradicción constante, cuando estoy en Zaragoza hago todo lo posible por desconectar de todo lo que me rodea, del día a día, de la gente, de lo que pasa.. Y cuando estoy lejos me gusta estar conectada, saber qué pasa allí y a cambio contar lo que hago. Es curioso pero hablo más con mi gente estando a miles de kilómetros de distancia que a sólo dos manzanas.

Hoy me he levantado con un único objetivo, ver cómo se pone el sol. Me he pasado el día preguntando donde se veía el mejor atardecer, tenía tantas ganas que he llegado dos horas antes, pero aquí estoy esperando sin desesperar, dejándome llevar, sin prisas porque realmente hoy no tengo nada mejor que hacer, y además mañana pienso repetirlo.

Ir de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, moverme de un sitio a otro como la gente de aquí y en cualquier medio de transporte hace que me sienta menos de paso.
Cuando era pequeña odiaba cualquier trayecto en autobús de más de 50 kilómetros de distancia, ahora hago viajes de muchas horas como si nada, en autobuses sin baño que paran de repente en un mal oliente bar de carretera y luego no lo hacen durante las siguientes cinco horas con asientos que no paran de moverse o que no se reclinan lo suficiente. Sé que como plan suena fatal pero me gusta, me gusta vivir esto desde dentro.

Cuando te sales un poco de lo habitual, de las rutas y caminos marcados, cuando te pierdes es cuando te pasan cosas y conoces un país de verdad. Es mucho más cómodo ir de una ciudad a otra en avión pero no te pierdes tú, te pierdes todo lo que pasa a tu alrededor.

Es increíble cómo te marca la forma de ver la vida según donde hayas nacido. Aunque generalizar es injusto y las comparaciones son odiosas pero inevitables según el país en el que estás ves a la gente más o menos gris, más o menos comunicativa, más o menos abierta. Eso sí a su manera consiguen ese punto de felicidad que necesitan. Consiguen serlo con lo mucho o poco que tienen, con lo mucho o poco que conocen. Creo que la clave es si según mi punto de vista, me parecen más felices, agradables o atentos que yo ese es el rasero, lo que uno conoce. Por eso, cuanto más viajo mas valoro otras formas de ver las cosas y más objetiva soy con cómo debo de entender la vida. 

Zaragoza me gusta. Es una ciudad que siempre acabo echando de menos, como echo de menos muchos de los destinos que ya he visitado. Estoy encerrada permanentemente en un estado de insatisfacción que por otra parte me libera constantemente. Para muchos estoy loca, soy inestable, irresponsable e imprudente. Ellos no pueden llevar esta vida, no la entienden o no la quieren. Para otros, soy como una aventurera  porque ellos también han sentido alguna vez  la necesidad de romper con su vida para vivir otras cosas. Para mí, quedarme quieta en un mismo sitio viendo cómo pasa el tiempo es renunciar a todo lo que no conozco, ya habrá tiempo de asentarse, o no. 

Si quiero formar una familia, bueno eso creo, pero no sé ni cuándo ni dónde. Lo que sí sé es que seguiría viajando, pero con ellos. Les enseñaría todos los lugares a los que siempre querré volver y descubriríamos otros nuevos juntos. Me he encontrado parejas con sus hijos dando la vuelta al mundo, dos mochilas grandes, dos pequeñas y mucha ilusión. Así me veo yo dentro de 20 años.

Soñar despierta es una carga muy difícil de llevar. Creo que de alguna manera soy prisionera de mi ansia de libertad constante y eso no sé si es bueno o malo. Conozco personas que son felices trabajando en el mismo sitio después de diez años, con su hipoteca, sus vacaciones en Salou o en Menorca, verano tras verano. No necesitan más.  De algún modo siento cierta envidia. Son felices con lo que tienen, y cada vez lo tengo más claro. Yo no lo soy tanto, a veces pienso que no puedo ser feliz en un solo sitio, tendré que serlo en esa ciudad que no existe, en esa ciudad construida en mi imaginario por miles de trozos de los rincones en los que he estado y en los que aún me queda por estar. Lo sé, no me aclaro.

La enfermedad de una persona que le apasiona viajar conlleva a no estar a gusto en un sitio porque necesitas estar en otros. Es la ansiedad que sientes al pensar que nunca serás feliz en un solo lugar. 
Es una enfermedad… que te salva la vida.



martes, 1 de abril de 2014

¿Qué es lo que nos define como hermanos? ¿La sangre? 

No lo creo, a veces el vínculo de la hermandad va mucho más allá de unos lazos sanguíneos. Es un vínculo que se crea con confianza, amor y apoyo.

Hemos pasado mucho tiempo juntos, todavía me acuerdo de nuestros bocatas de nocilla en la puerta de casa de abuela, de tus calmantes vitaminados o tus maneras de meterme miedo con Fredy. De nuestras mil y una peleas en las que yo siempre salía ganando, nuestras mil y una hazañas. Me acuerdo de todo eso como si fuera hoy.

Hemos vivido momentos muy muy buenos y también momentos tristes y feos que muy unidos hemos podido superar. Tenemos la gran suerte de haber sido educados, y de haber aprendido muchas cosas de nuestros grandes padres. Los que nos repiten las cosas una y otra vez, los que a veces se pasan de pesados, con los que a veces nos enfadamos pero que siempre siempre nos han ayudado y guiado en nuestras vidas. 

Me encantaría tocar la guitarra y cantar tan bien como tú, me encantaría ser tan alta como tú, pero algo que realmente me gustaría tener es un corazón tan enorme como el tuyo.
Eres grande, eres amor puro y un gran apoyo para mi, y aunque no te lo diga a menudo, estos 7 meses fuera de casa, no ha pasado ni  un solo día en el que me acuerde de ti, pero no te vengas arriba, que estoy muy tranquila, no tengo una voz cascarrabias detrás de mí que me riñe si tengo en cada rincón de mi habitación un sujetador tirado o una camiseta mal plegada. 

Tú que siempre has estado a mi lado, que me has visto como nunca nadie jamás me ha visto. Ante ti he mostrado un verdadero yo.  Un yo sin mascaras, un yo que no tiene que recurrir al sarcasmo para ocultar lo que siente. 

A ti que te he confiado secretos y hazañas que nadie jamás sabrá. Tú eres quien siempre me apoya y me empuja a seguir en todos mis proyectos. A ti que eres mi mitad, de sobras sabes que eres el primero en mi vida. Gracias por ser como eres, gracias por todo, por existir y sobre todo gracias por elegirme.

viernes, 28 de marzo de 2014


A veces el propio trabajo te da cosas muy buenas. Ayer al medio día llegue al trabajo a regana dientes, de esos días en los que te levantas con el pie izquierdo, que aun encima sabes que te tocan 7 horas de recepción, de dar llaves, coger teléfonos de gente que quizá te hable amablemente o de la manera más borde, entradas, salidas, llegadas.. Y de repente se abre la puerta del hotel.
Un hombre de unos sesenta años, con unas pintas horribles –como no, siempre juzgando sin saber- me pide una habitación, un olor extraño, unos ojos cansados, un caminante hacia Santiago de Compostela. Llamé hasta a mi jefe para saber si le daba una habitación o no, y juro que si no le hubiese dado me hubiese arrepentido. Y no es por ser guapo o feo, no os hablo de un Velencoso ni de un Divaio; fue un hombre que me cambio el día y me dio energía muy positiva. Empezamos a hablar y a hablar, este hombre había viajado toda su vida, y seguía haciéndolo. No tenía lujos, a penas dinero, pero tenía una sonrisa y transmitía una tranquilidad que en pocas personas he encontrado. Hablamos, y hablamos y me explicaba que la felicidad era una montana, que a veces cuesta encontrarla pero la felicidad esta en el corazón de cada uno, que si eres abierto al mundo y a las personas, piensas de manera positiva y con una gran sonrisa, las cosas buenas vendrán solas. Pero si por el contrario, eres cerrado y piensas mal, desconfías de tu alrededor, solo pasaran las cosas que tú piensas, las cosas malas. Quizá mientras estéis leyendo esto, todos penséis que es algo lógico y teórico, que todos lo sabemos. Si estoy de acuerdo, pero la mayoría de las veces se nos olvida ponerlo en práctica. Si haces lo que realmente te hace feliz, no sigas leyendo y si tu respuesta a esta reflexión ha sido un no, continua.
Pensamos demasiado y no sentimos lo suficiente, intentamos que todo el mundo esté contento con nuestras maneras y formas de actuar, pero por el contrario estamos insatisfechos con nosotros mismos. Porque a mi madre le encanta que yo sea así, a mi novio le encanta que yo sea asa, pero, a mi me gusta ser y actuar como yo actuó? Todo el mundo trata de hacernos ser “a su manera”, por nuestro bien o por el bien de sus santas narices, pero la mejor manera es la NUESTRA. Levantarte cada mañana pensando que hoy va a ser el mejor día de tu vida y acostarte cada noche dando gracias por todo, por lo bueno y lo malo, eso sí que es salud y felicidad. Mi próximo destino será Sri Lanka, nose qué me encontraré allí pero iremos a ver qué pasa.

jueves, 13 de marzo de 2014

Me acuerdo cuando de pequeña me preguntaban qué me gustaría ser de mayor y yo decía astronauta, jugaba con mi amigo Víctor en el recreo del colegio a imaginar que nos íbamos a la Luna con un semicírculo. Creíamos estar tan convencidos, la imaginación de unos niños.Hoy me han hecho la misma pregunta, ¿qué vas a hacer después de que acabes tu Erasmus? Sin pensarlo dos veces he respondido, ¡de aquí no me muevo!Y minutos más tarde me ha venido a la cabeza esta frase: «Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana».
La primera vez que la leí me prometí a mi misma que eso sería lo primero que me cuestionaría cada mañana antes de salir al mundo. Lo tengo escrito en la puerta de mi habitación para tenerlo siempre presente.Siempre he crecido con la idea de que lo más claro que debe tener una persona es saber cuál es su meta. Sabemos que no tenemos el control de nuestro futuro, que la vida tiene mil y un caminos insospechables e impredecibles, que solo Dios sabe dónde estaremos el día de mañana… Sin embargo, la meta de una persona es su cosecha, su pequeño tesoro que conseguirá darle algo de significado a esta existencia a veces sin sentido. Hay gente que prefiere ir por la vida sin ton ni son, despertándose cada mañana pensando “Bueno, un día más”. Si es usted así, pásele un poco la mopa al sol.Para el resto les digo: “Un día más es un día menos“. No es una visión negativa, sino más bien todo lo contrario, es una realidad que debe motivar y despertar el alma para saber que el tiempo es un lujo y no nos podemos permitir desperdiciarlo. No importa que no se tenga una meta definida
Aquí nadie ha dicho que sea fácil, cuesta trabajo, esfuerzo, dinero, sacrificio, y sobre todo, tiempo; y a veces es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin siquiera saber por qué se está luchando, eso debe ser muy frustrante. Aquí todo estamos por algo, todos respiramos, todos tenemos que aportar algo a este ‘pequeño’ mundo. Estamos aquí por muchos motivos y no hay tiempo que perder.Nueva etapa. A punto de cerrar un curso lleno de muchas experiencias y abrir un Stage que me promete muchas cosas buenas.



El camino continua, amigos.

sábado, 1 de marzo de 2014








“Enseñarás a volar,pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…en cada vuelo,en cada vida,
en cada sueño,perdurará siempre la huella del camino enseñado”.




Nacemos, nos enfrentamos a nuestra propia evolución, crecemos, aprendemos, pero no nos planteamos qué es la vida. Por qué cuesta tanto esfuerzo todo. Trabajar lo vemos como algo más, estudiar nos parece una montaña sin fin. A veces somos perezosos. Nos replanteamos y volvemos a plantear qué hacer con nuestra vida y qué camino escoger.

Pues ha llegado mi momento. El momento de ver y reflexionar qué hacer y hacia donde tirar. Cada día doy mas y mas gracias a la vida, porque me encanta mi vida, me encanta quien soy y sobretodo estoy muy segura de mis decisiones y de cada uno de mis pasos, y todo ello, todo todo es gracias a ELLOS. ELLOS quienes me han dado, me dan y me seguirán dando lo mejor, las mejores oportunidades, me guiarán cuando esté perdida y me darán su mano cada vez que me caiga.

De ELLOS he aprendido muchas cosas, lo que es el esfuerzo diario, la valoración de casa cosa y sobretodo qué es el amor incondicional. La unión, la fuerza, el apoyo. 
Cierro esta etapa que me ha construido y me ha dado mucho valor y fuerza para seguir con la próxima, que estoy segura que será un poco más dura. Enfrentarte a la vida lejos de tu casa, emprendiendo nuevos caminos asusta pero.. mamá siempre va a estar con su positivismo para empujarme todos los días a seguir y a armarme de valor. Papá, sobran las palabras. Con el ojo derecho siempre se ve todo mejor, así que debo ver muy muy bien.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS por darme la vida y todo lo que ello ha conllevado. Ahora me toca devolvéroslo. 







jueves, 23 de enero de 2014




A veces la vida es dura y nos pone pruebas, a veces se pasa y nos expone a muchos altibajos y todo se hace cuesta arriba. Pero hay que confiar y tratar de que la propia persona sea mucho más fuerte. 

Disfrutar y aprovechar las oportunidades,porque éstas no se pierden nunca, tú eres quien las deja marchar, y ahí fuera hay otro esperando para aprovecharla. 

He aprendido que cuando siembras rencor y amargura la felicidad se va a otra parte. Por eso, hoy,ahora, utiliza siempre palabras buenas porque mañana quizás se tengan que tragar. 

Una sonrisa es un modo económico para mejorar tu aspecto,por más que a veces cueste sacarla, tú no puedes elegir como te sientes hoy,pero siempre se puede hacer algo.


Todas aquellas personas que quieren vivir en la cima de la montaña, pierden toda la felicidad mientras la escalan, por eso, goza del viaje y no pienses en la meta.


Hay cosas que sólo hace falta vivirlas para sentir que están ahí, cosas que aprendes después de cometer mil errores. La gente puede tener muchas caras,pero los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano y la vida tan sólo es un círculo que no para de girar.


sábado, 18 de enero de 2014

28.


Apareció como un tierno sueño. Irreal, sobrecogedor. Música,sonrisas y miedo a no ganar. Perfecto. Como todos los sueños. Con algo de cielo de Tarbes y de tragos a medianoche. 
Lo cierto es que me fui. Si. Sin maleta, sin corazón. Adiós. Gasté mis últimas fuerzas en salir corriendo. En busca de quién sabe qué. Sigo sin saberlo, pero de camino me crucé con mi vida. Cuánto me echaba de menos. Y ya está, lo decidí. Decidí que no iba a seguir más al rebaño, pues eso no era más que caminar por un sendero que otros eligieron, y alcanzar unas metas no decididas por mi. Y yo tenía mis sueños, propios. Las chicas que me señalan, no se. Tampoco me importa. El renacer. Llorar a solas. De alegría. Descubrir, al fin, que no hay mejor compañía que una misma. Que yo decidí ser feliz. Meses con los ojos abiertos, con las emociones en carne viva. Viva.
A esas alturas no quería asustar ni devorar a nadie. Pero a veces la vida te pide calma, una tregua de tí misma, querer saberlo todo. Y otras, muchas otras, demasiadas otras quizá, pide sentir, que te maten unas cuerdas vocales, ser de ti y nunca sólo tuya. Almohadas distintas. Edredones. Nunca demasiados. Y con el corazón en blanco, aún.

Una explosión de calor y el aire teñido de rojo, pasión. Hola, mi nombre es Delvin. Hazme hueco, vengo para quedarme. Un trabajo de artesanía en la mirada. Esperanza. Las mismas ganas de amarnos, limpias, que de odiarnos, negras. Magia. Magia. Magia. No vino para dirigir mis pasos, ni para ayudarme a vivir. Yo era mía, decía. Convirtió los cadáveres en un montón de instantes, los muros en peldaños, las enredaderas en lianas. No seas de nadie. Vale, vale, pero si tuviera que serlo... Calla, ni lo digas. Poesía, música, arte en una sola persona, en una sola sonrisa. En una sola boca. Que me abre puentes y sella heridas.

Alas, luz. No voy a decir amor. Más. Vamos a comernos el mundo, juntos.

Venga, que me entretengo. Saquemos conclusiones ahora que se el sabor de una caricia. Lo importante no fueron los kilómetros, lo importante fue llegar a tus brazos. Escucha, prometo regalarte muchas sonrisas y buenos ratos, hasta que la vida nos separe.

Que Paz, vivir.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Diciembre.



Diciembre, no te esperaba todavía. Has llegado con tu frío invernal de sopetón, pillándome por sorpresa; siempre te gustó llegar de imprevisto. Apareces así, sin más, y entras en mi vida para recordarme que el tiempo pasa más rápido de lo que creía. Hablan bastante de ti, ¿sabes? Eres el más esperado durante el año, el más querido, pero también el más odiado. Supongo que porque es el momento en el que las promesas, proyectos y deseos llaman de golpe a la puerta de nuestras mentes. Sobras por la mía. Sobras. 

Pero me encantas. 

Contigo aprendí a hacer balance de lo bueno y lo malo; en mi memoria quedan, un año más, doce meses de innumerables errores, con los que dicen que aprendemos a ser más grandes y sabios, que nos hacen sentir vivos… y de otros muchos aciertos. Este año, por suerte, te cojo con más ganas. Volver a casa por Navidad me hace sentir ilusión, ilusión de robar sonrisas y buenos ratos, de los que más me importan, de los míos.
Experiencias. Buenos ratos. Malos. Desamores. Decepciones. Golpes de mala suerte. Felicidad plena. AMOR. Satisfacción. Gracias a ti me doy cuenta de lo que da de sí un año, de las subidas y bajadas de la vida. De todo lo vivido en estos 12 meses.

Me has enseñado a abrir bien los ojos, aunque en ocasiones siga prefiriendo ponerme una venda y jugármela porque no siempre me gustó caminar sobre tierra firme. No quiero que te vayas, siempre te quedas menos de lo que me gustaría… Así que este año pienso exprimirte al máximo. Me encantas, sencillamente me encantas. 

¡12 días para volver a casa,por Navidad y por ti, Diciembre! 



lunes, 11 de noviembre de 2013

Depuis deux mois.



Tarbes me ha regalado muchas cosas, en tan sólo dos meses y también me ha hecho cambiar muchas otras.
Yo soy de las que piensa que nada es estático, que todo cambia, de un día para otro. Incluso hasta yo cambio. Me considero en parte bipolar, indecisa pero a la vez segura de lo que quiero y eso me gusta. Tentarse a uno mismo a veces es muy necesario.
Llegué aquí, no con una maleta, ni con dos tampoco, sino con tres y muchas bolsas, grandes, pequeñas, enormes. Parecía que me llevaba mi casa, en parte lo hice. Pensé en todos los vestidos para cada fiesta, dudaba de que cuatro pares de tacones fuesen suficientes y también dudaba si cuatro chupas iban a abrigarme y ausentar las anginas invernales muy asiduas en mí.
Tenía una idea de erasmus de fiesta, estudiar, viajes, aventuras, diversión, gente nueva, estudiar, mas diversión, mas fiestas, mas viajes y buenas experiencias. He de decir que no he cumplido ni la mitad.
He cambiado tacones por botas de montaña, vestidos por ropa de deporte y chupas por abrigos de invierno puro y duro, dejémonos de ir pichis a todos los lados. 
Las comidas de mamá y los caprichos del mercadona después de clase ya se han esfumado, las verduras, ensaladas y comida ligerita me han atrapado. Ni me gusta, ni no, pero es tiempo de cuidarse, los 21 ya no son cualquier tontería y no hay que excederse.
Hablar una lengua diferente a la tuya las 24 horas del día era lo mas infumable, y el acento ya era misión imposible. Después de dos meses puedo decir que puedo más que defenderme en el idioma y sobretodo comprender el 90% de las clases, eternas. Sí, eternas. En España con cuatro o cinco horas de clase se despachan, aquí el mejor día y el más light tenemos entre seis y ocho. Hay días de más. Pero todo es acostumbrarse.
Como podéis comprobar muchas cosas en mí han cambiado pero que prometo recuperar. No hago los tripletes de jueves, viernes y sábados de fiesta non stop. Aquí estoy muy calmada. A veces pensaba que si salía demasiado era porque tenía que llenarme con algo, algo me faltaba para que me tornara 'adicta' a salir. Ahora creo que ese vacío lo tengo lleno, de nuevos conocimientos, muchos diría yo; bueno ratos, satisfacción y lo más importante, felicidad.
Cada día me levanto con muchas ganas, con ganas de aprender, me pongo objetivos y retos y sobretodo me esfuerzo en conseguirlos.
Los primeros objetivos que me marqué días después de mi llegada a esta ciudad fueron: no caerme con la bici y no perderme. Y ahora apuesto a que podrían taparme los ojos y sabría llegar a mi casa.
Entender a mi profesor de Marketing, es otro de los retos. Un estadounidense que habla francés a la velocidad de la luz y que cuando necesitas ayuda te dice que le da igual que seas extranjero, debes hacer lo mismo que tus compañeros, me parece de lo menos simpático. Yo sólo quería que hablara mas despacio. Pero, y ¿qué?, ahora entiendo todo lo que me dice, él me entiende cuando le hablo y me hace llenarme de orgullo cuando alguien me dice ''Mademoiselle, maintenant vous pouvez parler français trés bien'', y yo no quepo dentro de mí, mis orejas aplauden. 
Ser de Zaragoza, con acentico incluido e irte a Francia donde no saben 'rouler' la erre y tener que adaptarte a ello es difícil.
Así que nada, entre viajes en la montaña, balneario, alguna salida nocturna y muy buenas cosas, he de decir que me encanta este país. Para nada me importaría quedarme aquí a vivir, me encanta la vida tranquila, el no ver a nadie estresado en la calle, o al menos no lo exteriorizan. El ver que voy por la calle en bici y los coches me respetan, la gente te pide todo con mucha educación. EDUCACIÓN y RESPETO, dos palabras clave para conseguir lo que se quiera.
ET VOILÀ! La France est super! Pero en marzo me voy, otra gran experiencia me espera, y ahora debo disfrutar de lo que estoy viviendo hoy y no dejar escapar ni un minuto.
¡HASTA PRONTO! 

martes, 29 de octubre de 2013

DIA MUNDIAL DEL ICTUS.

Agosto de 2011-Tenerife. ¡Qué calor y qué buen tiempo! Voy a llamar a mi madre para darle un poco de envidia, ella pagaría por estar aquí conmigo, en la playa con una cerveza y unos boquerones de esos que tanto nos gustan.

Llamar al móvil de papá y que no responda es lo más extraño que puede ocurrir, él es el típico que no se separa del móvil ni un minuto cuando yo estoy fuera. Bueno, quizá estén haciendo la compra- pensé. Probé con mi hermano, y ocurrió lo mismo. Bueno, hoy es el día en el que todo el mundo se niega a cogerme el móvil. Al rato llaman a la puerta de mi habitación del hotel en el que estaba trabajando de prácticas, eran las siete de la tarde, yo no esperaba a nadie. Cenábamos a las ocho de la tarde, y Adri, mi jefe me visitó; él estaba todo el rato preguntándome, ‘’Qué pasa loca estas bien? Estas contenta?’’ Y yo le respondí, sí genial, luego tenemos cena con los niños y esta noche jarana. Así que de maravilla, me voy a romper a bailar esta noche en el Achaman. Y la conversación fue interrumpida por la llamada de mi padre, yo muy enfadada porque nadie me había contestado al teléfono. Cuatro palabras me cambiaron los planes y el día, más tarde cambiarían mi vida; ‘’Cristina tienes que volver’’. Me puse a gritar como una loca, en diez días volvía a la península, por qué he de hacerlo antes. Según él mi madre se había desmayado, preguntaba por mí todo el rato y quería verme. Debía coger el primer vuelo. Mi jefe insistía en que DEBIA hacerlo sí o sí, él ya era sabedor de todo lo que me iba a encontrar en Zaragoza.

Ocho de la tarde y yo como loca buscando el primer vuelo, salía esa misma madrugada así que lo compré, pero claro yo sin mucha preocupación, un desmayo es un desmayo, así que me fui de cena con mis compañeros para despedirnos.

Cogí el avión, me pegue casi todo el vuelo llorando, no quería volver, sabía que iba a echar de menos a todos los que me hicieron pasar un verano inolvidable, pero tenía miedo de lo que me iba a encontrar. Llegar al hospital, levantar la mirada y ver ‘’UCI’’ me hizo sentir un nudo en la garganta enorme y mucho miedo, pero no era momento de miedos. Cuando me encontré a mi madre con media cabeza rapada al uno, inducida por mil drogas y rodeada de mil collares en forma de aparato sabía que su vida y la nuestra iban a cambiar. De manera ipso facta las lágrimas a mares, qué digo a mares, a océanos, llegaron. Las esperas, los horarios de visita, las personas que aunque estén ahí no consuela, los informes médicos de ‘sigue igual’ no podemos decir nada más, era el peor plato de cada día. Yo recuerdo que te hablaba, y días después abriste los ojos, tu mirada perdida y tus intentos de arrancarte el oxígeno eran graciosos, como una niña pequeña.

Y con 48 años aprender a andar de nuevo, todo era muy cómico. ¡Quién te lo hubiera dicho a ti! Si de algo era consciente fue que tenía que acostumbrarme a ti, pasé de ser tu niña pequeña a sentirme tu madre. Tú de ser independiente a ser dependiente, me hice adulta en cuestión de días. Hacía 18 años que tú me habías llevado en el carrito de bebé y nos cambiamos los papeles, a mi me tocaba empujar tu silla de ruedas. Ahora sólo necesitas mi brazo cuando te cansas, porque con tus tres piernas te manejas.

Hoy, en el día mundial de ictus debería haberte grabado en vídeo para que mandaras un empuje de energía y positivismo, de ese que a ti te sobra, a mucha gente que lo necesitará. Si algo has dejado claro es que has aprendido mucho de esta enfermedad, crees en lo positivo y en lo esperanzador y has sacado de donde ni existe la paciencia infinita con las que cuentas cada día.


Un ictus puede ocurrirle a cualquiera, detrás de un ictus hay una nueva persona y una nueva vida de la cual no se debe desaprovechar ni un solo segundo, porque lo que tu hoy tienes, mamá, es una nueva oportunidad de vida. La más luchadora. La más fuerte. La más mejor. Gracias por luchar y luchar y no abandonarnos antes de hora.



              Septiembre 2011                                                                   Octubre 2011

Diciembre 2012

lunes, 30 de septiembre de 2013

ERASMUS.

Voy suave, sin prisa. Procuro poner mi pupila en cada insignificante rincón de esta desconocida ciudad, no sea que me pierda algo. Ya me ha quedado demostrado que la eternidad no es algo alcanzable para la raza humana. Y puede que sí, que me haya vuelto nihilista, que ni el desamor dura para siempre. Ni tan siquiera un recuerdo.

Entonces hago lo de cada mañana. Subo las persianas, camino hasta la cocina, pongo la leche en el microondas, enciendo la minicadena: Save tonight de Eagle Eye Cherry y me tiro en la cama. Es extraño, pero es en ese instante en el que todo el universo se presenta ante mí como algo alcanzable. Voy a comerme el mundo, pienso. Y así cada día. Estoy saboreando cada centímetro de mi erasmus, y el simple hecho de disfrutar ya es una variedad en mis días.

jueves, 29 de agosto de 2013

Bueno, han sido millones los meses de espera. Pero ya está, soy yo. No solo he recuperado las fuerzas que un día perdí, sino que tengo más, muchas más. Llegaré a Tarbes, muy a pesar, el 27 de Septiembre, pero con las baterías recargadas. Traeré conmigo algo más que recuerdos para el que quiera sentarse y escuchar a la luz de algún candil mal encendido bajo la sombra de mi mirada. Dejaré el corazónen mi ciudad, pero se a ciencia cierta que aquellos que lo cuidan, sus dueños, no se olvidará de regarlo cada día, ni dejará de admirar la belleza de las amapolas que en el florecen cada mañana.

También se lo que tengo, lo que soy. Y a donde quiero que lleguen mis pasos. He revisado todas mis huellas. He vivido la vida en mayúsculas, he sentido como el viento borraba mis lágrimas hasta lanzarlas sin billete de vuelta hacia la inmensidad del oceano. Como una melodía, tocada en el preciso momento, puede ser la más inmensa declaración de libertad. Cómo las agujas desgarraban mi cuerpo hasta dejar algunos cuantos tatuajes sobre la superficie de mi cuerpo. Y algunos otros en lo más hondo de él. He visto amanecer en compañía de mi soledad, en compañía de mi vida. Y la he cogido del hombro, como dos buenas amigas que se reencuentran después de largos años. He visto como dos corazones se fundían en uno al compás de una sola respiración, jadeante, arrítmica, pero una. Como las drogas recorrían mi cuerpo hasta mezclarme en un estallido de luces, color y música. Como mi pelo volvía a crecer, como unos ojos me amaban. He visto como suaves lágrimas recorrían mi rostro mientras unos labios sellaban un pacto con mi cuello. He corrido, he gritado al mundo mi nombre. He vibrado con una sola nota, he compartido, he amanecido en unos brazo y anochecido en otros. He saltado de alegría, he robado palabras, he elegido. He bailado hasta no sentir ninguna extremidad, he brindado por los que se fueron y por los que vendrán. He besado pocas veces a uno y muchas a otro. He reclamado mi parte del pacto, he dejado el corazón en casa. He vuelto corriendo a cogerlo. He sido buena, he sido mala. He sido yo. Me he quedado sin aliento. He aprendido que lo más horrible es una vida no vivida, y que cada día es un muro en blanco en el que soltar brochazos. Que el tiempo no se pierde, se gana. Que seguiré perdiéndome entre mil mares, aun sabiendo donde está mi puerto. Que no seré libre, pero ya nada me ata.

He corrido hasta llegar a aquel paso de peatones y sentarme a respirar, a admirar a aquellos que un día se atrevieron a cruzarlo. Que uno vive lo que decide vivir. Que las mañanas de domingo son mías, nada más. He depositado un trozo de mi alma en aquellos que aparecieron de la nada, con el único objetivo de hacerme feliz. He visto arte, música, poesía en una sola persona, en un solo cuerpo. He conocido al hombre de mi vida, aunque no la termine con él. O si. He visto girar las manecillas del reloj de la plaza al ritmo de mi vida. Entonces me he acordado de la aquella muerta en vida, aquella que un día perdió su fe en la música, su fe en el arte, su fe en la vida. Y he sonreído. He sonreído como probablemente no lo haya hecho nunca. Porque si estoy enamorada ,por encima de todo, estoy enamorada de mí. Y pienso seguir dándome todo el amor que un día me negué, todas las caricias que un día me fueron arrebatas, todos los despertares que comenzaban con cuentas atrás hasta la noche, toda la vida que decidí matar.

He vuelto, a mejor o a peor, pero aquí estoy. Tengo las cosas mucho más claras. Soy audaz y fuerte y estoy hecha solo a mi voluntad. Y estoy preparada para seguir viviendo.



miércoles, 21 de agosto de 2013

A veces nos comportamos como si fuéramos niños pequeños, sí, esos que se cogen rabietas en el súper porque quieren una golosina que su madre no les quiere comprar; si mamá dice que no podemos comer un pastelito porque vamos a comer dentro de un rato, será por algo, y es de tontos insistir en algo que no va a suceder porque “mamá manda”.
Pues eso nos ocurre aún cuando somos adultos, ahora no “manda mamá” sino el sentido común, pero hay momentos en que ese sentido se va de viaje a Australia y parecemos verdaderos bebés enrabietados, insistiendo una y otra vez en algo que no puede ser porque el destino no  lo tiene previsto. Y punto.

martes, 18 de junio de 2013

Las personas entran en tu vida, por una razón, por una estación o por una vida entera. Cuando percibas cual es el motivo, vas a saber qué hacer con cada persona. Cuando alguien está en tu vida por una razón, es generalmente para llenar una necesidad que has demostrado tener. Ellas vienen a ayudarte con una dificultad, te proporcionan apoyo y orientación e incluso ayuda física, emocional o espiritual. Están ahí por la razón que tú necesitas que estén ahí.
Entonces, sin ninguna actitud errónea de tu parte o en una hora incierta, esa persona dirá o hará alguna cosa para que la relación llegue a su fin. Algunas veces esas personas mueren, otras, simplemente se van. Algunas veces, actúan y te fuerzan a tomar una posición. Lo que debemos entender es que nuestras necesidades han sido atendidas, nuestros deseos cumplidos y el trabajo de ellas hecho. Y ahora, es tiempo de marcharse.
Cuando las personas entran en nuestras vidas por una estación es porque llegó su vez de repartir, crecer y aprender. Ellas te traen experiencia y te hacen reír. Ellas te podrán enseñar cosas que nunca has hecho. Ellas, generalmente, dan una cantidad enorme de placer. Pero solo por una estación.
Las relaciones de una vida entera enseñan lecciones para la vida entera. Cosas que debes construir para tener una forma emocional sólida. Tu tarea es aceptar la lección, querer a la persona y poner en práctica lo que has aprendido en todas tus relaciones y áreas de tu vida. 
Se dice que el amor es ciego, pero la amistad es clarividente. A lo largo de nuestra vida conoceremos a muchas personas y sino, piensa cuantas personas han pasado ya por tu vida. Unas nos darás lo que necesitemos y otras, no lo conseguirán. Mueve tus fichas y quédate con lo mejor. 
Párate aquí y simplemente, SONRÍE.

domingo, 2 de junio de 2013


Querido destino:
He perdonado errores casi imperdonables, he intentado sustituir personas insustituibles y olvidar otras inolvidables. He hecho cosas por impulso. Me he decepcionado con personas que nunca me había pensado decepcionar, pero también he decepcionado a otras. He dado abrazos para proteger a alguien del mundo. Me he reído cuando no podía, he hecho amigos eternos, he querido y he sido amada, pero también he sido rechazada, he sido querida y no he querido. He gritado y saltado de felicidad, he vivido de amor y he hecho juras eternas, aún sabiendo que no debía, me he caído muchas veces. He llorado escuchando alguna canción y también viendo fotos. He llamado a alguien sólo para escuchar su voz, me he enamorado de alguna sonrisa. He pensado que me iba a morir de tanto echar de menos y no lo he hecho. He tenido miedo a perder a alguien que creía conocer, lo he perdido y no me ha importado. Destino, reconoce que a veces has sido duro conmigo. 
Pero de todas formas gracias, porque si no me hubiese caído, no me hubiera levantado, gracias por llevarme por caminos fáciles y difíciles. Alternando lo bueno y lo malo para así poder valorar lo que tengo. Gracias por dar esa esencia a la vida, de ilusión y curiosidad. 
Y que siga la rueda de la vida, la que nunca frena. Nos vemos en el camino!

jueves, 30 de mayo de 2013

No culpes, no te quejes de nada ni de nadie porque fundamentalmente tú has hecho tu vida así. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo. El valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar, es clave, corrigiéndote.
No te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. No te quejes de quienes te rodean. Hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer las circunstancias. A veces son buenas o malas pero solo dependen de la fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar, no te quedes solo en tu soledad o en tu propia suerte. Déjate guiar por los que hacen sonreír a tu corazón, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera serán el resultado de tus actos
Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar. Eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor y de tu fracaso .La causa de tu presente es tu pasado, y como la causa de tu futuro es tu presente aprenderás de los fuertes. Imita a los vencedores y a quienes no aceptan justificaciones, evítales.
Mírate en el espejo de ti mismo, se sincero contigo mismo, más libre... y reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte
Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo, así dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque (tú) eres tu destino. Levántate y mira por las mañanas, y respira la luz del amanecer. Eres la parte de la fuerza de la vida

lunes, 27 de mayo de 2013

¡¡ NOS QUEDAN MUCHOS MÁS REGALOS POR ABRIR!!

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
Todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados. Ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El enchufar "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no se acabam?, ¿Posibilidades de volver? ¿A QUÉ?!!!, ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Jamás te rinda, tú eres tu felicidad, que nada ni nadie te la arrebate. Se dueño de tus pasos, que tus miedos sean sólo eso, miedos. Si estamos aquí es para disfrutar, para ser felices y también para perdonar.

Pd: De todo se sale, y después de un mes amargo, hay que ser positivos. Túmbate a escuchar el CD de tu vida una y otra vez, porque seguro que en alguna pista hay algo que te recuerda que, no todo siempre va a ir mal.

¡¡SEAN FELICES!!